sábado, 1 de agosto de 2009

Reconstitución

Reconstitución de la Masonería en chile

Recién afianzada la independencia de nuestro país y aún no bien calmada la exaltación patriótica que en todos los ánimos produjera aquella sangrienta lucha, puede decirse que, por lo general, la gran corriente de opinión se dirigía casi exclusivamente en el sentido de darle base indestructible a aquella libertad, a costa de tantos sacrificios alcanzada, y que el primitivo conquistador trataría de amagar a cada instante.

Además, los múltiples problemas que se presentaban a los ciudadanos de una república recién nacida tenían que necesariamente absorberles todas las energías y todas las preocupaciones, quedando poco o ningún tiempo para la especulación filosófica y para esas labores del espíritu, propias de las épocas de paz y progreso.

Fue necesario que un grupo de francmasones franceses se congregara para llevar a la práctica la idea de fundar una Logia masónica en nuestro país.
Al efecto, se reunieron en Valparaíso y después de los trámites preliminares, establecieron en dicho puerto, una logia simbólica, bajo el nombre distintivo de “Etoile de Pacifique”. Este acontecimiento, punto de partida del establecimiento regular de la masonería en nuestro país, tuvo lugar el 7 de agosto de 1850. Esta logia obtuvo su Carta Constitutiva del Gran Oriente de Francia y quedó, en consecuencia, sometida a potencia masónica.

Otros francmasones ingleses y norteamericanos, alentados por aquel ejemplo, resolvieron, a su vez, fundar otra gran logia; y, al efecto, pidieron sus Cartas Patentes a la Gran Logia de California. Más, como no obtuvieran resultados las gestiones iniciadas en tal sentido, recurrieron, con éxito esta vez, a la Gran Logia de Massachusett. Obtenida la carta constitutiva, se instaló solemnemente en Valparaíso el 14 de diciembre de 1854, bajo el nombre de “ Bethesda”.

De estas Logias, una trabajaba en francés y la otra en inglés; y por aquel entonces en que el estudio de los idiomas extranjeros no había alcanzado el desarrollo que tiene ahora, este hecho constituía una verdadera dificultad para los chilenos que quisieran ingresar como miembros de la Institución. No obstante, y aconsejados por un hermano natural de Curacao y que había sido iniciado en Caracas, algunos chilenos hicieron un esfuerzo y lograron ser admitidos en la Logia “Etoile du Pacifique”.

Allí trabajaron con perseverancia ejemplar, hasta obtener su grado de maestros. Entonces pudieron llevar a la práctica una idea acariciada desde tiempo atrás: fundar una Logia Masónica chilena. Esta fue la “Unión Fraternal” que empezó a trabajar el 27 de julio de 1853 bajo la dependencia del Gran Oriente de Francia.

Con la base de las Logias “Etolile du Pacifique” y “ Unión Fraternal”, el Gran Oriente de Francia estableció en Valparaíso un Capítulo del grado XVIII y un Consistorio del grado XXX.

En menos de 10 años, desde la fundación de estas Logias, los ideales se propagaron rápidamente en el país. El corazón de los chilenos todavía conmovido por el recuerdo de los combates de la Independencia era campo fértil para la semilla de esos sentimientos de Libertad, Igualdad y Fraternida que propaga la Masonería. Y así vemos que hacia el año 1862, en Concepción se ha constituido la Logia “Fraternidad” y en Copiapó las Logias “Hiram ” y “Orden y Libertad”. Datos precisos sobre la fundación de estos Talleres puede decirse que no existe. Cabe suponer que, tanto la “Fraternidad” de Concepción, como la “ Orden y Libertad “ de Copiapó, dependían del Gran Oriente de Francia. En cuanto a la Logia “Hiram”, su historia es completamente oscura. Parece que dependía de alguna Potencia Masónica Alemana; pero después de haber cultivado estrechas y fraternales relaciones con la “Orden y Libertad”, fue completamente absorbida por esta.

Tenemos, pues, hacia fines del año 1862, tres logias chilenas en plena actividad: en Valparaíso, en Concepción y en Copiapó.

Dada la enorme distancia de la autoridad central y debido a que el Gran Oriente de Francia, por lo mismo que no estaba al cabo de idiosincrasia de nuestra sociedad, no podía trazar programa de trabajos adecuados para cada región masónica, los trabajos languidecían y los más entusiastas hermanos veían con verdadero temor acercarse el momento en que las logias de Chile tuvieran que abatir sus columnas. En tales circunstancias no se veía más que un camino salvador: independizarse del Gran Oriente de Francia y constituir una Potencia Masónica Autónoma. Pero, como separarse de aquel poder masónico que les había dado vida, sin caer en irregularidad ? Como proceder sin faltar a los juramentos de adhesión?.

En tales condiciones y cuando consideraban este problema sin solución posible, se produjo un acontecimiento único que ocasión a las logias de Chile para obtener la independencia a que aspiraban.

Después del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1852, Napoleón III estuvo indeciso entre suprimir o simplemente vigilar a la Masonería. Algunos de sus consejeros le hicieron ver que era mucho más conveniente atraerse la simpatía antes que la hostilidad de una Asociación, cuyo poder no conocían, pero que se les antojaba temible. Al efecto, aprovechando la ocasión que la Gran Maestría estaba vacante, el gobierno, por una serie de insinuaciones oficiosas logró que se propusiera para tan alto cargo al Príncipe Lusiano Murat, que había sido iniciado en América. La elección se llevó a efecto y Murat fue elegido Gran Maestre por la unánime opinión de 132 votantes. Pero muy pronto, la Masonería Francesa, comenzó a arrepentirse de semejante elección. El Gran Maestre Murat no poseía las condiciones de carácter, de inteligencia y, sobre todo, de independencia moral, que debe tener el hermano que desempeña tan elevado cargo. Cometió una serie de desciertos administrativos y trató de someter a la masonería a un gobierno absoluto, semejante al que pesaba sobre el pueblo francés.

Fácilmente se comprende que el Gran Oriente tuviese vivos deseos de deshacerse de un jefe semejante y que esperara con verdaderas ansias el día de la nueva elección. Pero no contaba con que Murat insistiría en permanencer en el puesto, tratando de hacerse re elegir por un nuevo período.

Se creyó entonces que la oposición de un rival prestigioso resultaría eficaz y, al efecto se pensó en el Príncipe Napoleón, primo del Emperador. Por aquellos días, al votarse en el senado francés un proyecto relativo al poder temporal del Papa, el Gran Maestro Murat, votaba a favor del poder temporal, en tanto que el príncipe Napoleón manifestaba ideas contrarias al respecto. Este incidente le dio un tinte de liberalismo muy oportuno en aquellas circunstancias.

No se tiene seguridad que la elección del Gran Maestro que debía efectuarse en enero de 1861, se haya realizado o no, ya que Murat apeló a la violencia; que hizo despejar con la policía la Sala de Deliberaciones del Gran Oriente y que nombró una comisión de 5 miembros para que rigiera los destinos de la Orden hasta el mes de octubre, fecha en que debía llamarse a nueva elección.

La Fraternidad no aceptó semejante disposición y vino la anarquía a complicar más el difícil problema planteado. En este estado se encontraba el asunto cuando intervino Napoleón III. Pero su intervención no se debía al amor por la concordia ni al respecto por la Institución; intervino para sujetar la masonería al poder civil, obligándola a aceptar por Gran Maestro al Mariscal Magnan, que no era masón.

Ante tan inaudito acontecimiento y en vista de la manifiesta irregularidad en que había caído el Gran Oriente de Francia, al aceptar que rigiera sus destinos un individuo que ni siquiera había recibido el grado de Aprendiz, las logias chilenas “Unión Fraternal” dirigida por don Manuel de Lima, “Fraternidad” dirigida por Enrique Pastor y “Orden y Libertad” dirigida por Guillermo Gotschal”, desconocieron la autoridad del Gran Oriente de Francia y se declararon independientes hasta el reconocimiento de un nuevo poder masónico que regularice sus trabajos.

La Logia “Unión Fraternal” y “Progreso”Nº4 de Valparaíso fundada por hermanos de la “Unión Fraternal”, se pusieron rápidamente de acuerdo con las logias de Copiapó y Concepción, para fundar en Valparaíso la Gran Logia.

El 2 de abril del 1862, treinta masones, sin contar los que se hallaban representados por delegados, declararon la formación de La Gran Logia de Chile.

Esta nueva Potencia Masónica “única legisladora y reguladora de la masonería simbólica en el territorio de Chile”, quedó solemnemente instalada en Valparaíso el 24 de mayo de 1862.

Constituida la Gran Logia de Chile uno de sus primeros cuidados fue ponerse en relaciones con las demás Potencias Masónicas Regulares y obtener su reconocimiento como Cuerpo Independiente y regularmente constituido.

Sus esfuerzos se vieron pronto coronado por el éxito: la primera potencia Masónica que reconoció a La Gran Logia de Chile fue la Gran Logia de Massachussets, el 30 de noviembre de 1862. Después lo hizo La Gran Logia del Distrito de Columbia, el 13 de diciembre de 1863, y La Gran Logia Central de Francia el 21 de diciembre de 1864.


"No es una secta, ni es un partido. Investiga, enseña, educa, sin móviles religiosos ni políticos. Comíenza su obra en los hermanos y por consecuencia lenta, pero eficaz y profunda, la termina en la sociedad profana. Prescinde de las pasiones e intereses de circulo para inspirarse sólo en altosideales. Aqui se encuentra el fundamento de la solidez de la inatitución masónica, el secreto de su proselitísmo, la universalidad de su prestigio y la flexibilidad a la vez que la certeza de sus métodos"

No hay comentarios:

Publicar un comentario